Soledad
No es el
silencio, es el frío.
Ese frío
que escarcha cada fibra del cuerpo y torna de gélido celeste el alma.
No es el
ímpetu, es la inmensidad.
Desvalida
criatura que no alcanza los brazos de la ternura, tan lejanos y añorados.
No es el
sitio, es el tiempo.
Inacabables
tormentas lanzan los proyectiles al escudo ya resquebrajado.
Y no hay
grito que lo apure ni suspiro que lo apiade.
No es la
apatía, es el desamparo.
Porque se
escuchan sueltas las risas cínicas y las frases condescendientes.
Es ponto y
su ingenio, savia y oscilación.
Y la
rebelión furiosa del latido que sólo ruega refugio y hogar.
(en tu seno)
© Lorena Brito
No es el frío, es el silencio.
ResponderEliminarBello y doloroso tu poema. Un abrazo.
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