No consigo
enfocar tanta pasión por la vida.
Oración
tras oración, Ciruelo es una patria
escurridiza.
Adquiere su
historia —cortajeada— cuando escribo.
Pero
escribir es siempre una impostura rutilante
(y acá no
hay novela escondida).
Coleccionista
de atardeceres.
Fabricante
de recuerdos.
La
melancolía es el alambre que todo lo ata,
la segunda
luna, la que todo lo ve
(borroneado
según mis ojos miopes).
Ya no me
asusta el amor.
Despierto
todavía aferrada a tu clavícula
(aunque ya
no está) donde pude depositar
la ternura.
En el
fondo, en el fondo de todas las hogueras
deseamos el
final para añorarlo:
la crueldad
de un agua envenenada,
pero intensamente clara.
© Paulina Vinderman
Hermoso!
ResponderEliminarPaulina: Bellísimo tu poema!
ResponderEliminarabrazo.
Tere Vaccaro.
Hermosísimo y como siempre Paulina, construís una poética. Abrazo, susana
ResponderEliminarla melancolía es el alambre que todo lo ata.....gracias por tanta hondura
ResponderEliminarmaria del mar
ResponderEliminarEn alguno de los últimos programas de Luna de Pájaros yo decía de lo increíble que es para un poeta no saber que su poesía está resguardada, contenida y vibrante en la repisa de otra casa. Y decía esto, por la admiración que me despiertan algunos poetas. Vos Paulina, estás, decididamente, en la admiración que siento cuando tu versos abrazan.
Lily Chavez
Feliz por conocer tu obra Paulina! Aplausos de pie!
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