Otneimican
De vez en
vez
hay quien
congrega las hebras
entre los
mástiles y los arboles
(también
las sombras
de algún
que otro jacarandá)
y lleva
consigo una ladera empinada
aunque
profunda
Testimonios
involuntarios
la voz de
aquellas que afirman
haber visto
al infinito secándose el sudor
de la
pupila.
Testigos
que se ponen de pie
pocas veces
dan crédito a su suerte
y solo
revindican el rocío,
en cada
madrugada,
sino en
repudio al salar
Oír eso,
sin echarse
a boca abajo
crepita la
tierra dentro del cielo
No hay
estanterías en la pureza
del linaje
El monte
alcanza la edad suficiente
entre la
balanza y la pavura
Le cierra
la puerta en las fauces
a quien
anda con pie de latón
Antes bien,
el salto en
medio de los primeros pasos.
El labio no
está aún a la altura de la casualidad.
© Federico Luis Baggini
Que lindo poema
ResponderEliminarQue lindo poema
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