CUAL JACA
El silencio
ha sido roto por el llanto, y lacerado, su pequeño cuerpo sangra desdibujando
el tono de su piel morena.
Han
saqueado sus labios, confiscado su risa, y un inquietante terror se apodera del
suspiro; anegado el corazón descontrola sus latidos.
Y al final,
asaltado su cuerpo, dilapidada su alma y atracados sus sentidos, sólo sangre…
impregna el rancho.
© Sonia Quevedo
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