Páginas

3/4/20

Poema de María Julia Druille



Vísperas 
                         
   tu nombre,                         
   el persistente nombre que abandonó tu mano entre las piedras;                         
   el árbol familiar, su rumor siempre verde contra el vidrio;   
                                   Olga Orozco                                                                           
    

la víspera 
My fair lady 
En el único cine del pueblo 
A sala llena 

la desnudez de la noticia 
Al otro día 
En la  tarde ciega 
De locura 
Un padre muerto 

Y yo sin poder conciliar 
La vida y la muerte 
Ni qué hacer 
 cómo contar 
Las imágenes en mi cabeza 
Se mezclan 
El cine tibio, placentero 
Audrey Hepburn sonríe 
Con esa ingenua cara triste 
En Cinemascope 
 levanta apenas 
 su vestido con dedos longilíneos 
Para no pisarlo 
Y mi padre helado 
Con la rigidez de la muerte 
Y una expresión de por qué a mí 
Si no he bebido de la vida 
Si el mundo tan inmenso 
Por qué dice también mi  madre 
como un Orfeo sin consuelo 
y le arranca al piano las notas del regreso 
La tarde es una ninfa que llora 
No volverá le dicen los aromos 
que estallan de amarillo 
y la casa se vuelve una partitura lenta 
suena pianissimo 
y  el tiempo se detiene 

Mi madre como un Orfeo que no se resigna 
Le arranca al piano las notas del regreso 
La tarde es una ninfa que llora sin consuelo 
No volverá le dicen los aromos 
que estallan de amarillo 
y la casa se vuelve una partitura lenta 
pianissimo en la que el tiempo se detiene 


© María Julia Druille

4 comentarios:

  1. Hermoso, María Julia.Un abrazo Isabel Llorca Bosco

    ResponderEliminar
  2. Gracias, Isabel. Abrazo inmenso.
    Maju

    ResponderEliminar
  3. Tristemente hermoso, Maria Julia... Hermosamente triste...Muy bello... Teresa Gomez

    ResponderEliminar
  4. María Julia... Tu poema... bello, con imágenes y cadencia musical. Hondísimo de esa vivencia de aquella tarde en que estallaban de amarillo los aromos... y tu padre en su partida. Por la referencia del cinemascope... pienso en el cuándo. Mi padre murió en un accidente, inesperado, a mitad de una mañana, y lo vi morir, y después le llevé crisantemos de mi patio. Y el piano estuvo en nuestras vidas, Marijú. Y no volvieron. Están en nosotros, no solo son recuerdo. Me gustó el epígrafe de Olga Orozco que elegiste. Te abrazo , fuerte. Y agradezco a Gustavo que publica a tantos poetas. Cecilia Glanzmann

    ResponderEliminar