Abuela
No me culpes.
Por recordar
esa mirada hielo
de los que emigraron alguna vez.
Destino de fuga
esculpido en la frente
yo también estoy cansada
siempre otra ciudad
otra mudanza.
No me culpes.
Por ensayar
tu lengua de dos mundos
y extender silencios
como vendas
sobre tu memoria.
No me culpes
por planchar las camisas
en doce pasos
cuando todos duermen
y la plancha me mira
con su ojo de gato
a la temperatura exacta.
Matemática pura:
doce pasos.
Herida abierta
no me culpes
por quedarme parada
justo ahí
en el surco
que dejó tu sangre.
¿Nadie te dijo
que el desarraigo
es ese monstruo
demasiado grande
como para derrotarlo sola?
No te culpo.
© Sandra Gudiño
hermoso. amiga. besoss
ResponderEliminarsofi lenski
Me ha gustado mucho tu poema, Sandra.
ResponderEliminarAy, ay, ay
ResponderEliminarDesarraigo dolor lucha y vos haciéndolo tan bello!
ResponderEliminarflora levi
Hermoso poema!
ResponderEliminarQué hermoso, Sandra. El desarraigo... eso de quedarse sin un lugar. Con ganas de volver y con ganas de no.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hermoso. Hondo en sentimiento y verdad.
ResponderEliminarAbrazo
Verónica M. Capellino
ResponderEliminardescarnado desarraigo , que deja un profundo dolor y una mirada lontana volver al terruño
Como siempre, felicitaciones Sandra