PESO PLOMO
No necesito
nada más que esta lapicera
prestada
por el mozo
ni otro
sobre de azúcar para el café
bramando en
la resaca
tampoco el
pago de una cerveza octava.
Guardo
intacto
el coraje
de hacer un paga Dios
como en los
setenta
por las
farmacias de turno
cuando la
poesía anfetamínica
se compraba
sin receta.
Viajo solo
en medio de la huelga
entre
panzas vacías
con razón
vociferantes
y ningún
encontronazo
junto al
musculoso estibador
mientras
dura la espera
en la
protesta augusta
que hasta
cortó la calle
con su semáforo
chorreando
lágrimas de sangre.
Masacre sin
piedad
para los
mustios habitantes
de
bairestremens.com.
Mientras
leo en cerebros
de los
otros viajeros.
Ese, de
anteojos negros,
va a llegar
tardísimo a su cita
con el
andrólogo.
El que
viaja a su lado
sólo piensa
en robar
la corona
de oro de la Virgen del Once
pero
también
el busto de
bronce de algún prócer
para
revenderlo
enseguida
a peso
plomo,
vapuleo.
Así nace
esta queja
sobre mi
cuaderno Avon
en pleno
verano
cuando el
hospital de poetas
parece aniquilado
aunque
nunca existiera la cura
de sus
males
ni siquiera
un cuarto gratis y fresco
donde no
morir de pie.
Ahora,
destrabada
la marcha
con las
vitrinas de El Molino
destrozadas
a huevazos
es cuando
el maldito patrullero
se sube a
la vereda
y como a la
estatua de Santa Claus
me alumbran
entre
dátiles
aunque
igual nada vieron.
Mayor fue
el miedo
de volverte
invisible.
A
distraerse ahora
con tu
milonga hacia la autopista
Tacos de
punta baratos hundidos en la brea
hirviendo
aún más que el cuerpo
del que
paga
y al
finalizar la faena
regresar
leyendo esos versos abyectos que has escrito.
Soy el que
cree en la avenida Corrientes
acunadora
del tango y de Tanguito
que se
incendia en el río
justo cerca
de la Casa Rosada
ese postre
fucsia envenenado
en los
cachetes.
Confundo
palomas con empleados
de oficina
usan la
misma gris corbata
que les
impide el vuelo.
Soy quien
cantara a Safo
además de
encerar los dedos
de la hidra
de Lesbos
con
ungüentos de acero
pero ahora
ni consigo
colarme
en los
recitales de Gal, Chavela
o La
Felipe.
Igual
como
siempre
el buen
clima regresa
tras la
huelga a lo lejos
cada vez
más ajena.
A causa de
ella
me pasé de
parada
pero sigo
escribiendo.
Es
preferible el asco bien narrado
a la culpa
de sobrevivir triunfales.
Sin tener
cómo,
dónde,
cuándo
a quién
decirlo.
© Fernando Noy
Bienvenido mi querido Fer a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, mes a mes te iré publicando. Abz enorme, Gus.
ResponderEliminarUsan la misma gris corbata que les impide el vuelo..me encanto
ResponderEliminarExcelente.
ResponderEliminarGracias.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Poema largo, intenso, bellamente logrado! El interés por leerlo completo nos va haciendo gozar del relato, en ningún momento decae, nos va sorprendiendo línea a línea y se dispara la imaginación, manejada precisa por quien conoce muy bien su oficio. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarExcelente final para un poema complejo.
ResponderEliminarFernando: Espectacular, modernista, vanguardista, y a la vez de cierta mirada clásica, poética absolutamente, sintética, y riquisimo en cada verso logrado, nada sobra y nada falta. Su extensión es atrapante.
ResponderEliminarGracias tremendo poema
Cristian Jesús Gentile
Muy bueno, considerando que suele ser difícil mantener la tensión (y la atención) en un poema muy largo...y me parece muy logrado el final.
ResponderEliminarMe encanta leerte!! TE quiero!!
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