soñaba con
la perfección
exigencia
inútil
mamá
luchaba con el moño de mi guardapolvo
tan durito
tan
almidonado
tan
planchado
el lazo
debía estar equilibrado
las tablas
sin ninguna línea demás
tanta
perfección
demasiada
que no
sirvió de nada
o sí
comprendí
que el mundo no es perfecto
que si así
lo fuese sería aburrido
que de las
diferencias nace la alegría
que vos y
yo no nos parecemos
que vos y
yo podemos abrazarnos
aunque a
veces no coincidamos
© Elisabet
Cincotta
Gracias, Gus, por publicar mi poema.
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
siempre un regocijo leerte Elizabet.
ResponderEliminarSaludos.
Anahí Duzevich Bezoz
Elisabet, de todo aprendemos, y la infancia es un libro abierto. Bello poema, gracias, Abrazo!!
ResponderEliminarAbrazarnos en la diferencia. Ese sería el mundo mejor que deseamos.
ResponderEliminarsobre las diferencias que equilibran, un abrazo, amiga!
ResponderEliminarQué bien dicho.
ResponderEliminarGran observadores los niños, grandes maestros.