La roca se
mimetiza junto al árbol.
La roca
inerte junto al árbol y el acero.
La leña
seca ociosa junto al yerbajo.
La iguana
oculta
y a
la vista se asolea.
¿Quién la
puede mirar si no se fija?
lo más
obvio es lo más oculto:
resuma
invisibilidad, secreto a voces.
La iguana
se mimetiza en la piedra volcánica,
me mira con
parsimonia sin perder la compostura;
está
cómoda; sus escamas y sus patas expuestas.
La iguana
es del color del mundo que la sostiene.
Posee un
azul eléctrico y un verde
que son
atuendo de lujo.
Lo luce
cuando camina bajo el sol
arrastrando su belleza;
pero cuando
solo descansa
en el más transitado paisaje
para mirar
sin ser mirada
y dar rienda suelta a su instinto
voyerista: se mimetiza.
Se desnuda
del color celeste.
Se pone
parda como una piedra milenaria
y me ve
pasar por su ojo…
Por el que le queda
expuesto,
Porque el
otro
…
sabrá Dios qué estará mirando.
© Carmen Amato
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