La poesía
viene después.
Antes están
los eternos compañeros,
las miradas
de los hijos,
los viajes
extendidos por los hombres,
-entre sus
sombras,
sobre sus
cuerpos,
por sus
historias otras-.
Y la
palabra -siempre- vendrá después:
antes la
lluvia, el desplazarse.
Vivir
migrando entre lo propio más ajeno:
en las
ausencias, en los despojos.
Porque si
viene, aunque tardía,
toda
palabra llegará
únicamente
para
calmarnos.
Antes la sed.
Antes:
la vida.
© Viviana Ayilef
Todo llega, hasta la poesía nos sabe esperar!
ResponderEliminarGracias por compartir!
Tere Vaccaro
Todo llega y todo pasa. Pero lo importante es llegar!!
ResponderEliminar"...la palabra -siempre. vendrá después".
ResponderEliminar(Qué bueno y sanador sería que lo comprendieran les anticuades psicoanalistes...)