LAURA
BONAPARTE
Viajaba la
Madre con la vida a cuestas.
Las dejé
atrás
en un tren
que iba vacío
hablando
solas.
Imágenes
sobrevivientes
que
poblaban la ventana
trozos de
un rostro fracturado
que viajaba
furtivo
para dar
anticipo de su vida
más allá de
la muerte.
¿Pensaría
tal vez la Madre
en cómo
hacer para darle
a su hijo
sobreviviente
desde tan
lejos
el
privilegio
de
asistirla en su muerte?
De repente
se oyó un grito
y cayeron desde el cielo
unos
pañuelos blancos.
En sus manos
vacías
crecían
tulipanes rojos
negros y
blancos
cuando su
tren partía...
© Marta Zabaleta
Unfuerte barazo y muchas garacais , querido y muy generoso colega. Marta
ResponderEliminarHola Marta Raquel.
ResponderEliminarMe ha conmovido tu poema.
Abrazo fuerte.
Xenia