CUANDO LA
NOCHE cierra y una nube amanece,
en una
esquina, de cualquier calle, allí apareces,
con tu
delantal de humo y tus papeles de duro sueño y piedra.
No sonríes
ni cantas la canción de la niebla.
Miras, como
desde nunca, en otro espacio.
En la
esfera de sueño, en esta noche, ¿a quién esperas?
Sola en la
calle, para quién te preparas, vestida de nubes.
No
contestas, escucho tu silencio.
Hace mucho
que callas.
Aquí hay un
camino. Ahora sigo y me alejo.
En la
próxima vuelta, estás de nuevo.
Esperas,
con sandalias de viento y tu canasta,
llena de
vacío y de piedras, de canciones de nadie.
¿Me dirás
esta vez el canto de la espera, el decir del árbol,
el rugido
del mar y en calma? ¿O estás sola en la esquina ofreciendo
un canto no
escuchado, un delirio de sombras y papeles en blanco?
Un sonido
inaudible de sirenas ajadas en un mar seco.
Arriba
calla el cielo como cuando en la noche se acumulan estrellas,
de llantos,
de festejos, y de astros.
Hubo
alguien que cantaba sin ruido y sin palabras,
estremecido
de ausencias. Yo te miro y tú, murmurando misterios,
sigues sola
en la calle sin sombras.
Hay una
esquina más, me detengo y tú esperas.
Me acerco y
levanto una mano
que va
hacia tu mano alzada,
la
extiendo, se acercan.
Pasa cada
una al lado de la otra; y no se encuentran,
están en
cristales separados, cada una en su sueño de humo.
Te quedas
en la calle desierta.
Puede que
la próxima vez abras
tu canasta
de cantos.
Yo sigo
recorriendo el camino vacío.
Tú estás en
otro sueño.
© Hugo Echagüe
Gracias, querido Gustavo, amigo generoso! Me gusta mucho la foto que elegiste. Un abrazo grande!
ResponderEliminarHugo
ResponderEliminarYo sigo recorriendo el camino vacío...
Triste, hermoso y profundo.
Gracias