Lo que no
cambia
Ladra el
viento
sobre los techos de cinc
hasta que lame el sol
las superficies de block
cuadriculado
después de la lluvia y sus cuchillos,
resecos los ombligos
de
perros y niños
en busca de sus sombras por el patio,
mientras adentro revienta
los oídos
un reggaetón furioso
como la vida calma
de cualquier suburbio.
Lo que no
cambia
es el ojo gillette del insecto
posado en la comida
que nadie, en este
país de llagas,
encuentra.
Lo que no
cambia
es la mudanza del reloj
sin ganas de dar la hora exacta
cuando lame el
sol la sombra
de su desterrada pobreza
en los caseríos
donde se exprime
el
níquel soberano
de cada moneda
que nos hace esclavos
de algo insustancial
e inalcanzable.
© Darío Oliva
Poema que denuncia la triste realidad de tantos y la implacable indiferencia del dinero.
ResponderEliminarUn abrazo
Juany Rojas
ResponderEliminarLo que no cambia es el ojo gillette del insecto. (me encantó eso amigo). Tu poesía siempre me dice distinto.
Lily Chavez