Así de simple
A Manuel, mi bisabuelo
Vino desprovisto,
trajo la espera entre sus manos.
Rescoldo que lo desgarra.
Pulgar amputado.
No lee.
Alma cuarteada.
Boca empastada.
Conato descienden sus fornidos brazos
con los últimos rayos del poniente,
sus gruñidos, su voz acémila,
su cuerpo cernícalo,
hollado en la morriña.
Pañuelo de cendal sostiene su estampa.
Pico y pala… pico y pala…
nunca pudo terminar
el bruto muro de la casa propia.
© Alejandro Cesario
Excelente homenaje. Texto amoroso y crudo, que refleja la admiración por el familiar luchador, desfavorecido por el destino. Tantos como él, que habiéndolo dado todo, pudieron obtener muy poco del mundo y de la vida. La palabra poética les da una parte de lo que no tuvieron. Un abrazo. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarEl recuerdo sin amputaciones, la vida dura y la palabra. Abrazo, Inés Legarreta.
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