17/1/20

Poema de María Lanese





Habla Raz

Había que escucharte ahí
en la música de ese paisaje
viajar la noche en tu voz viva

atravesar la nieve
con la luna en la palma de la mano
con tus pechos 
        ruta de las especias

acomodándose con precisión
a las firmezas de mi espalda.

Sí, me acuerdo
viajar la noche por el paso
de unión de las estrellas
para que el desenlace
preservara los hilos
en tu cuerpo de espuma

invocar al silencio

para que conserve intactas

las profecías de las mariposas

invertir el rumbo del sonido de las furias
con un pedal de plata empujando mi pie
hasta tu dolor, para acunarlo.

Ahora puedo suponer
que una marca indescifrable de mi especie
me obliga a estas constantes  migraciones
y sus intermitencias
que no fue inocente vestirnos
con aquel plumaje de aves nocturnas
para dejar a salvo el amor

son esas las aves que miran de frente
y parpadean
pero…¿quién puede saber

con qué oreja se advierte
la frecuencia en la que vibran
los dedos de las manos
que llegan a juntarse?


© María Lanese

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1 comentarios:

Blogger bessi ha dicho...

No sé con qué frecuencia se podrá medir la vibración de as manos que se juntan, pero la manera en qué describís ese sencillo gesto de amor es bella y conmovedora.

20 de enero de 2020, 17:12  

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