SIENDO OTRA
Isadora me
observa
desde su
metro ochenta y pico.
Le divierte
ser mi espejo optimizado.
Hace un
gesto grandioso con su pelo
que hago yo
también, pero sin pelo
y sin
grandiosidad.
Se calza
como un guante
el azogue
derretido de belleza
y su mano
me toca.
Me
estremezco, reacciono,
retribuyo
el intento heladamente cálido.
Ella
entiende que le estoy pidiendo ayuda,
que // con
la que soy // no puedo.
Me mira, //
comprensiva, inteligente, lánguida.
La miro, //
interrogante, expectante, asustada.
Las dos nos
empañamos.
Su dedo
escribe pero la leyenda,
que
aparece, para mí, al revés.
La sella
con su boca apoyada en el vidrio.
Pongo mi
beso al lado, conmovida.
Busco un
espejito de cartera,
le pido que
traduzca, y me revela:
“Las
bendiciones han sido concedidas”.
Desempaño
con la manga.
Isadora se
fue.
Pero en el
reflejo soy más alta,
y de pelo
tan largo que hago sombra
a lo que me
hacía sombra
esta mañana.
© Bibi Albert
Precioso Bibi!
ResponderEliminarMuy bueno, como todo lo tuyo, Bibi.
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