Ya nada me
importa más que
esta
lluvia; la que escucho ahora
entre las
ramas
y el
alboroto de los pájaros
que huyen
todo parece
nada
cada vez,
que acercas tu boca a mi mejilla
para
despedirte
por un
rato, unas horas
una noche,
tu vida se lanza
con la
velocidad de tu juventud
montado en
un bus
hacia la
ciudad
en la tarea
de construir, sin romper nada
sos paz y
me alegra tu calma.
Nada parece
importarte
cuando casi
dormida
me
despierta tu prisa
te hemos
enseñado
y no sé, si
hemos hecho bien
que es
preciso dejar un testimonio
como la
lluvia
como el
canto del ave
como la
rama quebrada
si no se
puede, hijo
solo pasemos.
© Alejandra Bosch
Hermoso. Verónica Capellino
ResponderEliminarimpecable en el mensaje al que adhiero. bellísimo. susana zazzetti,
ResponderEliminarVer el vuelo de los hijos, es todo un poema. Son hijos de la vida, y cómo duele el vuelo de ellos.Me encantó!!
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