despertaste al filo de la caída
queriendo
hundir la ruina del sentido
en tu
laguna floreciente de palabras
trotaste
entre estepas desesperado
siguiendo
el designio de un eco
que luego
entendiste nacía
del
monstruito que criaste en tus poemas
y: te despeñaste
triste al fin amor
pero
sabiendo que aún alimentás
el insomnio
con el herbaje
crecido de
tus dedos incluso
juntos en
el reñidero de los días
asomamos
cada tanto al delirio
de nuestros
muertos estirpe alucinada
para
comprender un atisbo de esto
que carcome
los pies mientras deseamos
un cuenco
donde guardar las heridas
un molde si
lo hay para los huesos
antes mucho
antes del desprendimiento
© Sabrina Usach
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