La raya
muerta
A
Raúl Mileo
En su
ademán inmóvil suspendida,
aparición
en el alud de espuma,
esperando
ya no,
desesperada,
la raya
muerta.
Encadenada
a su espejo de arena
como los
astros a su elipse, quieta,
cielo de
bocas entreabiertas,
la raya
muerta.
Muerta sin
fin, sin alas, ciega.
Pájaro de
tierra.
El mar la
cubre y la descubre. Juega
con esa
niña sin muñecas.
Para la luz
del sol.
Para una
catedral de luz desierta.
Para la
vida sin la vida. Huella.
Vuelo de
hondura de la raya muerta.
Raya no de
diálogo.
De fin.
Página
suelta.
Rumor de
mar.
Amores en
América
desaparecen
de su puerta.
Brilla el
frío solar y apaga el cielo.
Abre los
ojos la raya muerta.
No raya de
pasión.
No de
quimera.
Ni de
alegría ni de esperma.
Virtud del
agua que en el agua queda.
A su salud
postrera,
el ojo del
crepúsculo se incendia.
Raya sin
alas.
Pájaro de guerra.
Murió de un
pescador que vive en pena.
En el fondo
del mar
la vida
late.
Pero es del
aire lo que vuela.
© Eduardo Mileo
Poema muy bien logrado, inteligente, sugerente. Además de leerte en este generoso blog que dirije Gustavo, encontré trabajos tuyos en una vieja publicación "Alguien llama". Ya estaba en aquél entonces, la fuerza de tu voz en la escritura. Saludo afectuoso desde Córdoba, Alfredo Lemon
ResponderEliminarMuchas gracias, Alfredo, por tu comentario. Te mando un abrazo.
ResponderEliminarEduardo Mileo
Eduardo, me encanta este poema ylo leo y te escucho leyéndote. Abrazo. susana
ResponderEliminarTe agradezco mucho, Susana. Te mando un gran abrazo.
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