INMENSIDAD
El
cielo se despeja, de a ratos,
y
el sol parece detenerse arriba,
como
la sombra inmóvil de un cóndor
que,
desde la altura, no ve más que inmensidad.
El
brillo no termina
no
se detiene,
como
mi corazón, este espasmo.
A
pesar de todo
los
niños de la siesta buscan el río
como
lo hicieran sus padres en otros tiempos olvidados;
el
sonido debajo de sus pies
apura
el destino
y
va dejando huellas que la arena
un
día tapará definitivamente.
El
suspiro intenso de los pastizales
anuncia
la sutil marea del atardecer:
las
voces del río
se
alejan, tímidamente,
y
se aferran a los últimos rayos de sol
que
sobreviven
en
la comba anaranjada del ocaso.
© Aníbal Costilla
Foto: Gustavo Tisocco
Pinceladas precisas para describir con belleza y color, un paisaje que va atardeciendo y que conmueve al poeta al observarlo. Buena inspiración! Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Alfredo! Fuerte abrazo.
ResponderEliminarAníbal Costilla