Páginas

22/11/19

Texto de Santiago Morinigo



AL FINAL DE TODO DÍA

      Es curioso como los humores cambian con simples ademanes o presencia exacta de ese ser que transforma todo a tu alrededor.
    No es un secreto que las rutinas abruman sin parangón en muchas ocasiones de la vida diaria, que se putea a mansalva a diestra y siniestra por tanta multitud agobiante en las horas picos en esta "ciudad de la furia", más furiosa que nunca, y a pesar de tanta negatividad imperante alrededor, de tantas oraciones mirando al cielo diciendo ciegamente "¿ para cuándo mi tajada?". Hay un quiebre en el alma, un despojarse de ese ego manipulador que nos quiere vestir con tanta vicisitud, y hay tiempo de sobra para reinventarse, tocar tierra, oír al corazón, suspirarla a cada instante, latirla latido por latido, y sin temor entre los dientes, gritarle en ese beso nuestro, que al final de todo día, lo único que me importa es verla sonreír.
     ¡ Verte sonreír!

© Santiago Morinigo

No hay comentarios:

Publicar un comentario