MENSAJES EN EL MAR
"También se muere el mar" Lorca
Detrás del estrépito blanco que acompaña la
muerte del océano, donde las olas se redondean y de la orilla solo persiste un
eco, donde ya no se hace pie, se ve en la cumbre un papel o un cartón que algún
aficionado a la pintura ha hecho un croquis del reverso y lo ha arrojado con
rabia.
De pronto la hoja empieza a llamar. Me doy
cuenta de que nadie deja sus juegos, por lo tanto solo yo la oigo. Mi deseo es
un hilo de pesca para salvar de asfixia
a la página que tirita en el tornasol del crepúsculo, que quiere portar un
pensamiento humano. Ni los médanos sudorosos, a esa hora, saben lo que pensamos
las mujeres y los hombres que se arracimaban hasta hace poco en las rejas de
rombos de cristal marino
Aunque estaba en el agua, como dicen los
místicos, sentía un desierto de sequedad. En eso empezó a subir la pleamar
trayéndome en su estruendo la página muda. La blanca lámina venía con un
cálamo. Yo no tenía nada que pensar ni escribir. En eso veo un pez enorme
cubierto de plata. Estaba aterrada. El nadador me preguntó su nombre. Yo dije
“pez”, perforé el papel con la palabra “paz” y dejé la página a la deriva. A la
mañana resplandecía una serenidad que me hizo dormir.
© Isabel Llorca Bosco
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