TIEMPO
ESPIRALADO
Desde la
quietud de la orilla
un silencio
de hoguera
recorre el
camino del Tao
donde todo
permanece
deviene / extingue / renace
Desde la
quietud de la orilla
mi mano
que fue
distinta
que fue
otras manos
reconoce
en el rojo
de una caracola
cicatrices
de un aforismo
esculpido
entre milenios
En un
instante
atravesado
por la bruma de lo atemporal
penetro en
su corazón de laberinto
cáliz con
voces que me esperan
adagio en
la espesura
un códice
Con la
nebulosa del ocaso
un rostro
humano se funde
entre magentas.
© Noemí Correa Olivé
un poema, un cuadro, un paisaje. admiración y belleza caben juntos en tu palabra. susana zazzetti.
ResponderEliminarMuchas gracias, querida Susana, lo existencial me enajena. Abrazos!!
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