El picaflor
del jardín de Santa Clara del Mar
Hoy vuelvo
a la casa de Santa Clara
y veo volar
al picaflor del jardín
como lo
hacía todas las mañanas
sobre las
rosas.
Sé que es
el mismo
de aquella
primera vez
cuando vine
con mis viejos
porque
siempre llega puntual y
repite el
orden de las flores.
Aunque
todavía esté lejos
reconozco
el zumbido
bien cerca
de mi oreja derecha
y ese
destello tornasolado
que se
desprende de sus alas
me
encandila y
me hace
cerrar los ojos.
De tan
cerca impresiona.
Un ave en
apariencia pequeña
verde azul
y una franja amarilla
ojos negros
de cabeza de tachuela
con el
batir infinito y perfecto
las alas
grises se convierten
en aletas
de un pez volador
flotando
imprevisible
primero
aquí, después allá
el pico
extenso de pala mecánica
ejecuta
vibraciones intermitentes
así se
presenta y le habla a las flores
en un código telegráfico propio
una vez y
otra
succiona el
néctar
Cada día al
caer la tarde
veo las
rosas de pétalos cerrados
los tallos
que se inclinan
sin la
energía del vuelo.
¿Será así
la manera
de extrañarlo
hasta su
regreso
el resto de
los días?
© Mario De Luca
Hermoso poema, imágenes y versos que nos permiten rozar y celebrar la belleza, aunque sea así, en la luz rápida y profunda de la visita de un picaflor!
ResponderEliminarAlfredo Lemon desde Córdoba