SEGUNDO
Apartado de
la siembra
vislumbró
la vida en calles
de un
ruinoso pueblo.
Lo vi de
lejos en la infancia
regresar
por las tardes
remontar el
sembradío
de la casa
pobre en los veranos.
Guardo la
visión de su casilla
de las
botellas verdes
acumulándose
a un costado.
Oigo con
claridad su voz
grave y
entonada
yéndose en
el vaho de algún terciado
en lo que
dura la armonía
de valses y
tangos melancólicos.
Lo oigo
soñar y nada más
porque el
trabajo
era asunto
de idiotas o burgueses.
En la vejez
mi abuela
quiso
retornar a su pueblo,
tal vez
rescatar a aquel hermano.
Así el
abuelo construyó la casa
la casilla
para cuidar de él
de aquella
fragilidad que nadie nombra.
Se
murmuraba acerca de traiciones,
de una
mujer, de un jabalí en una cacería,
del bastón
y la renguera…
trazos de
lo incierto.
Cuando la
tarde se precipita
sobre la
música de un tango
imagino el
resplandor entre las flores
las sombras
donde suena un vals
para Segundo.
© Guillermo Siles
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