Llamarte a
cada rato
En estos
días
sacudidos
por desesperaciones,
impregnados
de tormentas,
de
resignaciones varias,
siento que
puedo acostarme a la vera
de tu
frontera lateral
esa que
linda con la cordillera
donde hay
rocas y arenas,
la piel de
tus playas
y el águila
socavando a la ballena.
Los
temblores no son del sismo
son del
orgasmo que te interpela
en tanto
yo, como siempre en otra cosa
después del
clímax tomo ese tinto
que me
recuerda a bayas, y también a canela,
me acurruco
en tu regazo indolente
y me quedo
dormido
para poder
escucharte entre sueños
mientras
preparas las tostadas
las untas
con tu miel
y vuelves a
la cama,
me retas
por la copa derramada
y tu acento
tiene sabor a revancha.
Siento que
quererte es llamarte a cada rato
mientras
comes semillas como los gorriones.
En ese mágico momento
me olvido
de la revolución
y me rindo.
© Juan Carlos Rodríguez
Heredero de la pasión misma.
ResponderEliminarBellísimo.