en ese entonces mi cuerpo era para alguien
era mío pero digo también
con alguna convicción
que no lo era
en ese entonces mi cuerpo sabía que
los dedos de los pies eran dedos
y las uñas pintadas de rojo
pétalos cálidos y brillantes como sangre
dedos saltarines
trepando lomas y montañas
en pies ajenos
también las pantorrillas y los muslos
sufrían ese extraño encantamiento
eran mis muslos y eran otros
cuando entrelazados jugaban una guerra dulce
mortífera y vital
y reconocían
sus contornos anudados a
otras piernas
en ese entonces tener un cuerpo era
un ombligo una caverna donde otra lengua
podía descubrir un reino abandonado
las ruinas de un templo
el perdido paraíso
era mi cuerpo tan mío y extraviado
en otros brazos
y el cuello se curvaba
y la boca se abría y
los dientes trituraban
al otro cuerpo al suyo
que era mío
ahora no sé cuál cuerpo ando pero
siento apego por mi morada
mi casa piel
que me lleva y me trae
pedazo de mí
fuente y suelas de mí
corazón de mí
© Celina Feuerstein
Excelente poema. Me gustó mucho. Un abrazo. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarMuchas gracias Adriana!
ResponderEliminarTu cuerpo se hace palabra descriptiva en el poema. Sugiere, muy bien logrado! El uso de metáforas potentes lo vuelven muy vital. Me encantó!. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarMuchas gracias Alfredo!! Saludos, Córdoba!!
EliminarCelina, es un poema estupendo sobre misterios.Un abrazo Isabel Llorca Bosco
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