Fue cruce de dolor y alegría; ángulo agudo;
punzada interior acostumbrada como sombra;
refugio de infortunios, morada de
carencias, desamores y ausencias.
Fue desdecir lo antes dicho y desabrazo
desatado de improviso.
Lo insensato de una tarde inesperada y
deshecha.
© Sonia Quevedo
Qué fuerte, Sonia!
ResponderEliminarBesosss
Mónica, gracias, un abrazo.
EliminarFuertemente íntimo María Sonia. Mi abrazo amiga.
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