Mis caderas no son un Haiku.
No tengo la sutileza
de las curvas
de las mujeres de Japón.
La gozosa forma mediterránea
de la culpa
está aferrada a mi carne.
Nunca seré
un acto mínimo de enunciación.
© Gisela Galimi
Me gustan las imágenes, Gisela, me dolió el final!!
ResponderEliminarBesosss