Hasta mi casa blindada
-alarma sonora,
cerrojo de última generación
a prueba de robos, arrebatos y desmanes-,
llegó tu nombre
y penetró por la mirilla
menos previsible.
No hubo rincón que a tu paso
no fuera saqueado.
Más tarde,
sigiloso, como huyen los ladrones,
sin rastros, saltando la verja medianera,
desapareciste.
Vacía me dejaste,
y en pobreza.
Pero no pude demostrar el robo.
Y sin resguardo
de aval asegurado en un contrato,
tampoco me pagaron.
© Marita Rodríguez-Cazaux
👏👏👏👏😢 me gustó!
ResponderEliminares así Marita, uno puede asegurar sus pertenencias, los objetos, pero el amor se escapa y no te salva nadie, hermoso poema
ResponderEliminarExcelente. Me encanta el juego que hacés entre lo cotidiano conocido y detallado con lujosa prodigalidad, y la realidad de las emociones. Bravo. Un beso grande. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarMuchas gracias Gustavo Tisocco y muchas gracias amigos queridos por los comentarios. Es necesario leernos. Y este blog impecable nos destina esa dicha.
ResponderEliminaresta fnatástico este juego de invisibles que saquean y se van del lugar en que arraigaron.
ResponderEliminarme gusta mucho.
W.M.
Saludos Poeta!!!
ResponderEliminarPatricia Corrales
asi es el amor querida Marita..y uds. son mis amantes de verona...claro que no con ese final...muy buen poema
ResponderEliminarmaria del mar
Hola Marita: Enumero los dos momentos que más me conmovieron:"No hubo rincón que a tu paso no fuera saqueado""Vacía me dejaste y en pobreza. Pero no pude demostrar el robo"
ResponderEliminarEn este poema lograste expresar un tema universal, en forma cotidiana y a la vez con mucha sensibilidad poética. Lo disfruté mucho Irene Marks