NOCHE DESTIERRO
Una noche destierro me ha invadido
entre el decir anodino de los grillos
chúcara habitante de estas horas
tan solo arreada por el silbar del vino.
Su
silueta fantasmal a contraluna
se aparea en el sexo de los talas
hacen silencio los perros y los pájaros
y es
su silencio un puñal en el paisaje.
Ni brisa siquiera que camine
reinventándose vaivén en el lapacho.
Mientras tanto, en la casa
la soledad , latifundista de todos los
rincones
deambula
poniendo nombre propio a las ausencias
en
obscena bacanal gris y sepia .
Tal vez el alba, en su pausado acontecer,
redima
la eclipsada textura del poema.
© Jorge Ortiz
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