LAS BRUJAS DEL BARRIO
Pegadas a los vidrios sucios de sus
ventanas
espiaban nuestra infancia.
Eran manchas en los cristales,
manchas de ira y silencio,
aunque a veces soltaban algún ladrido
y nosotros temblábamos.
Las brujas del barrio
arrojaban pedradas de hielo
sobre el techo de nuestro paraíso
de caramelos Sugus y revistas Anteojito.
El miedo tenía su olor inconfundible
a ceniza, gato y sopa.
Si te portás mal te va a llevar la loca
Ema.
Si te portás mal te va a llevar la muda.
Si te portás mal te va llevar la polaca.
Si te portás mal.
Todas las brujas del barrio eran mujeres
solas.
No esperaban a un hombre con la comida
caliente.
No llevaban chicos al colegio.
No organizaban reuniones para vender
cosméticos Mary Kay
ni recipientes Tupperware.
Habían ignorado los mandatos atávicos
que nuestras madres cumplían con celo.
Por eso eran malas.
Por eso nos habían enseñado a reírnos de
ellas
y a desconfiar de sus voces y sus ventanas.
Hace cuarenta años
el barrio era una pequeña sucursal de
Salem.
Las hogueras se encendían con prejuicios.
Y las brujas ardían.
© Raquel Fernández
Buenísimo, las brujas del barrio, cuántos recuerdos.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Gracias, Eli. Beso grande!
EliminarExcelente Poema querida Raquel!! Nos habla de los prejuicios y los miedos que inundan muchas veces la vida , no solo de los niños
ResponderEliminarMuchas gracias, Leonor! Abrazo!
EliminarGracias, Gustavo, por la publicación. Y a vos, Eli, por tu lectura y tus palabras. Abrazos a los dos!
ResponderEliminarUn lector agradecido, Raquel, te saluda en este sábado de agosto.
ResponderEliminarRolando
www.revagliatti.com
Muchas gracias, Rolando! Abrazo!
EliminarQue hermoso homenaje a las brujas del barrio!
ResponderEliminarMuchas gracias, Teresa!!!
Eliminar
ResponderEliminarOhh, hermoso. Y esa foto, tan adecuada. Felicitaciones Raquel.
Lily Chavez
Gracias, Lili. Gustavo hace un hermoso trabajo ilustrando los poemas. Beso grande!
EliminarJajaja. Tan bueno como realidad de mí época.
ResponderEliminarGracias, Adela!!!
EliminarAy! Esos conjuros. Nos enseñaban que todos a nuestro alrededor eran malvados. Gracias por el recuerdo.
ResponderEliminarBesos, Raquel.