El mundo es
más mundo en Ciruelo,
las
cicatrices másvisibles: desgarrones cosidos
con apuro a
grandes puntadas.
De todos
modos, no alcanza.
Me iré, una
y otra vez, a pueblos disímiles
a pegar
atardeceres en mi mente como estampillas
sobre un
álbum blanco nieve (esa nieve que una vez desafié).
¿La épica
compensa la precariedad?
¿Qué se me
perdió en la infancia?
¿Mi
hermano? ¿Un talismán?
La madera
seca arde mejor y siempre guardo
un solo
fósforo.
"Combatir
el cansancio, los alacranes y el miedo".
Mis lemas
se acurrucan bajo una mesa de luz
que alguna
vez fue un cajón de manzanas.
Ellos velan
mi sueño en habitaciones bandera,
refugios
arrogantes de soledad.
Una soledad
que arde mejor cuando duele el
corazón de
pensar demasiado.
Las notas
de un explorador nunca hablan
de lo
inexplorable de esa maquinita que
bombea
poesía mientras tiembla de fìebre.
© Paulina Vinderman
Puro esplendor todo.
ResponderEliminarCuántas cosas y vivencias se nos van perdiendo y desgarrando a través de los años estimada Paulina, que apenas atinamos a resistir y poner el corazón como una maquinita latente que intenta resistir a los embates. Te saludo y celebro tu obra y trayectoria. Alfredo Lemon
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