Te encontré
a media luz
andabas latiendo por mi sangre
con la música de los desencontrados
tenías que decir una palabra
una sola
para desenterrar ese barco
por el que vagabas dentro de mi cuerpo
escondido
entre latidos
siempre
supimos
que al final del laberinto
estarías de pie
con un fauno entre las manos.
© María Fernanda
Regueiro
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