La casa y el niño
De la casa sobrevive la fachada
envolviendo al vacío
Escucho brotar los recuerdos desde las
piedras,
lastiman la oscuridad
y me abrazan antes de seguir su vuelo
Cuando se pierden en el monte
vierto un puñado de tierra en un nido
y al oír los terrones golpear la madera
sé que escribo mi propia vida
© Diego Saravia
Bienvenido Diego a este sitio que pretende difundir a poetas contemporáneos, mes a mes serás publicado, cualquier cosa me dices, no sé si está bien Diego Saravia o querías tb Tamayo.
ResponderEliminarAbz.
Muy bello y esa nostalgia que golpea y escribe tu propia vida Gracias abrazos
ResponderEliminarHermoso texto, con un final lleno de connotaciones y -según mi lectura- un tenso contraste entre la vida y la muerte. Me gustó mucho. Un beso. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarBienvenido Diego, con este buen poema que enfrenta la vida y la muerte,
ResponderEliminarUn abrazo Ana Romano.
Un hermoso viaje de regreso a la infancia y en excelente factura.
ResponderEliminarFelicitaciones y un gra abrazo de bienvenida
María Rosa León
La casa, aquel niño que creció, los recuerdos...
ResponderEliminarY el poema.
Con qué gusto te leí y te digo: Bienvenido.
Un abrazo
Betty
Un regreso nostálgico a la infancia feliz...
ResponderEliminarFelipa Castro