17/4/19

Poema de Patricio Emilio Torne





UN ASTRÓNOMO RUDIMENTARIO

Me gusta recostarme a ver las estrellas,
si es en el pasto de una noche plácida
mucho mejor. No sé nada de ellas
pero por suerte somos hijos de algunas
tradiciones que nos hacen “tocar de oído”.
De algún modo aprendí que hay un ordenamiento
una sistematización de las denominaciones estelares
y límites de las constelaciones. Que Benjamín Gould
luego de consultar con otros astrónomos define
esos límites constelacionales que se publicaron
en el atlas y catálogo de la Uranometría Argentina,
que muestra las posiciones y brillo de todas
las estrellas visibles en el Polo Sur. Pero yo,
a decir verdad, nunca fui más allá de encontrar
las tres marías
la cruz del sur
y los siete cabritos.
Nombres que lejos de lo científico
fueron certezas en el cielo de la niñez.
Confirmo, además, que la Vía Láctea
en el litoral es densa y poderosa
como una nube volcánica,
que en la Patagonia tirarse a mirar las estrellas
es algo que bien podría relacionarse con lo sublime.
Todas cuestiones subjetivas, ya lo sé,
pero que están dentro de mis percepciones
como un catálogo propio.
Un mapa por donde se desliza
el astrónomo rudimentario que habita en mi,
ese que permite seguir viendo
el brillo de las estrellas
con la emoción al borde del colapso
como quien es bendecido
porque confirma que aún
es parte de una aventura sideral
y está mirando el corazón del mundo
sin que haya ciencia que pueda explicarlo.

© Patricio Emilio Torne

1 comentarios:

Anonymous Silvina Vuckovic ha dicho...

Precioso

20 de abril de 2019, 15:48  

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