Poema de Belkys Sorbellini
ANDAR LAS
CALLES
Oteo el
subconsciente de una masa
singularmente
compacta.
Me
encuentro desolada
nadie
detiene sus pasos
y extiende
al menos la mirada.
A veces el
silencio, no mirar, no saludar
no sentir
que el otro no está no basta
porque el
otro sí está.
Allí,
debajo de la altura de mis ojos
entre
cientos de pies presurosos
hacia el
banco, tribunales, trámites…
Acaso no
mirar sea un engaño
un intento
de negación
de no
saber.
Pero es
sólo eso
un engaño.
Uno puede
andar las calles sin sentir
pero
finalmente la verdad se devela.
Y las manos
extendidas siguen allí
esperando
sólo un gesto
una mínima expresión
una mirada,
una sonrisa
algo.
Algo que
demuestre un rasgo de humanidad
porque las
manos extendidas siguen allí.
© Belkys Sorbellini
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