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25/3/19

Texto de Ana Lafferranderie




Buscaba la frescura del aire, encontré la noche. Estrellas como  pequeñas branquias. Este silencio con todas sus ausencias, el sonido sin cuerpo de otras voces. La mía gritando adentro, que alguien cambie este sucederse de las cosas. Esa pared que aún no tiembla y lo que nadie dice.
Cada objeto se pierde en un halo distante. Mi espalda ahora mismo se hace vieja. No vas a escapar, no habrá frescura. Este vacío, yo destronada. De todos los presentes posteriores. Mi voz ya es pasado. La nitidez del límite cambia el espacio para vivir.


© Ana Lafferranderie

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