Tantas formas de alejarnos del suelo
III
Llegó nuestro turno y nos sentamos con
alegría.
Arranca y comenzamos a ir hacia atrás
mientras nos elevamos sobre las cabezas de
los otros.
Cada vez más alto, y esa sensación
que avanza desde el centro del cuerpo.
Subimos hacia lo oscuro y el aire se
enfría.
Ahora sí podemos ver las estrellas.
La música del parque se escucha más suave,
las
luces se desparraman lejanas,
pero ya empezamos a bajar.
Busco con la mirada las caras conocidas,
que enseguida se pierden cuando ascendemos.
Nueva vuelta y la emoción de subir otra
vez.
La rueda se para y quedamos suspendidas en
lo alto.
Sostengo la respiración:
tres, cuatro, cinco, bajamos.
El deseo de quedarme arriba para siempre,
lejos de lo que todo el tiempo llama
y ahora hace silencio.
© Valeria Cervero
Valeria: la rueda que sube y nos eleva sobre el parque es una hermosa vivencia, un recuerdo que nos retorna a la infancia. Hay mucha magia en este poema, se percibe constantemente "Ahora sí podemos ver las estrellas", y un deseo manifiesto de volar: "el deseo de quedarme arriba para siempre".
ResponderEliminarMe gustó muchísimo
Irene Marks
gran poema.
ResponderEliminarBea lunazzi
Precioso poema
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