Querida mía
Eran las ocho y media
de la noche del lunes cuatro de Junio
cuando los cuatro gritamos para despertarte
para que el aire de los gritos
le sirva a tu ansia
Los hijos se silenciaron en el otro cuarto
para despertarte.
Las ruedas de una camilla
el roce de una sábana
sobre el mosaico rojo
Nada más,
y no habrá luz en la mañana.
© Sonia Rabinovich
se entiende este dolor. muy bello- susana zazzetti.
ResponderEliminarQué síntesis para tanto dolor.
ResponderEliminarGracias por compartir. Teresa Vaccaro.
¡Ay, ese final, cómo duele! Tu poema transmite todo lo que se siente en el momento de una pérdida:"los cuatro gritamos para despertarte"
ResponderEliminarTodo lo que decís se siente en carne viva.
Me identifiqué mucho Irene Marks
Intenso bello
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