RITO BLANCO
Ella tomaba un borde,
yo, el otro.
A veces estaban desparejos.
Ella entonces decía:
"bajá de aquí, de allá"
hasta que las sábanas, sus dobleces,
tomaban forma.
Jugábamos el juego de los encuentros.
El de los comienzos
y de los extremos,
hasta llegar al límite donde las manos se
acercaban.
La obra terminada me llenaba de orgullo,
vos lo sabías,
yo solo
tenía seis,
entonces
reíamos.
© Marta Comelli
Precioso
ResponderEliminarbelleza de poema, marta, una terura nostalgiosa lo rodea! susana zzzetti
ResponderEliminarbello!!!
ResponderEliminarHermoso poema para recordar la infancia y la madre.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Tere Vaccaro.
Hermoso decir Marta. Griselda Rulfo
ResponderEliminar¡Cuánto movimiento en este poema, en este doblar sábanas al sol!¡Cuánta nostalgia y ternura!
ResponderEliminarEn este "juego de los encuentros" también se encuentra nuestro corazón con ese "entonces reíamos" de la infancia.
Lo disfruté muchísimo
Irene Marks
Agradecida a vuestro interés en leer este poema que amo, y por las manifestaciones de afecto. marta comelli
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