Querida mía:
Allí donde no se escucha nada
está tu cuerpo.
Antes fue tu no aire
junto al aire mío
tan cerca tu buscar azul
tu luz de hondo preguntar
entonces que? Me dejarán morir?
Querida mía, te extraña mi oído
mi voz por no saberte ya
tan fresca aún en esta vida
queriendo todavía el aire
que no te fue dado
y nada pudieron nuestras manos
sobre tu vida grieta
nada nuestro aferrarte
a la sábana que giraría
sobre tu cuerpo ourobouros
en el pasillo
elevado exánime
entre la angostura de las paredes.
Oh pequeña¡ seguirás siendo
flequillo preguntador de ocho años
ante mi pubertad agrandada.
Oh pequeña, no habrá llanto
que envuelva nuestro abrazo imposible.
tu columna rota de ira desbocada
todo devorándote
como animal hambriento de vos
y solamente vos en la pena de tus ojos.
Hermana mía, el fuego me arde.
El humo que te llevó me saca de mí
me aprieta contra el piso
para que no me mueva
hasta que entienda
que no estarás
que no estás.
Hasta que entienda.
© Sonia Rabinovich
Bello,profundo.
ResponderEliminarConmovedor, profundo,"vos en la pena de tus ojos", que más se puede decir...
ResponderEliminarsaludos
Anahí Duzevich Bezoz
Tan profundo y tan fuerte!!! Abrazo
ResponderEliminarse me llenaron los ojos de lágrimas, todo el poema es estremecedor, me sacude especialmente el final Hasta que pueda entender.
ResponderEliminarBello y triste. Interrogar, nombrar, enredar, desenredar, "hasta que entienda/ que no estarás/ que no estás". Abrazos, Marta Ortiz
ResponderEliminarhermoso! somos lo que no se ve. Nuestros cuerpos, ni siquiera forman parte de la ausencia.
ResponderEliminar¡Felicitaciones!
Carlos Morteo