Oquedades
Esos,
a través de los cuales ingresan los murciélagos
o las ratas
o nosotros mismos.
Los tres a los que el falo –acaso hiriente–
consuetudinario intenta penetrar.
Aquel único, a nuestra medida,
al que nos bajarán para siempre.
Aquellos que,
aseguran los científicos, fagocitan todo a su paso,
hasta la energía.
© Sergio Gustavo Soler
ah, durísimo, Sergio. Un hueco que se traga todo.
ResponderEliminarDuele.
Abrazo
claudia
Bien tu estilo! Abrazo.
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