Separé
el pasto malo 
de las hierbas buenas.
Até con lazos azules, 
en manojos
las hebras verdes perfumadas
para sembrar jardines 
en la casa,
y en fueguitos de sal 
quemé 
la dulce rabia de no aromar.
Y me tendí a dormir. 
En sueños mansos
supe 
que el verdor
crecerá sobre la tierra
libre de mí
y de todos los pecados.
© Mariana Finochietto

Buenísimo, éso es libertad.
ResponderEliminarVa un abrazo.
Betty
Gran trabajo instropectivo , gracias poeta 😍
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