20/2/19

Poema de Isabel Llorca Bosco




CUENTO ORIENTAL

Día abierto al sol y, 
sin embargo, 
la gasa de una niebla 
me cubría ojos y hombros. 
Encontré el sendero de caléndulas. Cálidas 
desde el naranja al amarillo 
y entré en mí. 
Casi no había sitio para admirar 
aquella repulsiva maravilla. 
Pasada esa prueba vinieron otras. 
La neblina se desprendió y se volvió laberinto. 
¡A la izquierda para encontrar la salida¡ 
Y así llegué al umbral de otro ámbito 
Sin más ornato que una bella alfombra persa 
con un laberinto en su trama más pequeño y plano. 
Al fondo vi la puerta donde estaba mi niño. 
Confiaba yo en su inteligencia y su memoria y, 
aunque  siempre le había enseñado llegar a la salida 
por la izquierda, vi que estaba en  un ataque de rebeldía. 
Empezó por la derecha, retrocedió sobre sus pasos. Sentado, quedó mirando fijo la alfombra como su familiar ajedrez. 
En el patio central ya estaba el tigre con quien tendría que habérselas, si la memoria le fallaba. 
No me oía. Acaso fuera porque la experiencia no se transmite. 
Cuando menos lo esperaba, estaba a mi lado y se había dado  el encuentro. 
Salimos por mi boca mientras sonaba una canción oriental.

© Isabel Llorca Bosco

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Me gusta tu apertura al sol y al sendero de caléndulas ...un abrazo Isa, Dolores Pombo

20 de febrero de 2019, 15:41  

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