Poema de Beatriz Arias
El niño y su extenso pañuelo de
irrealidades, feliz de quien aún
lo ve, saluda las esquinas y
distrae los dorados relojes. Es la
hora de la siesta que ya nadie
cumple. Cada hombre en su
sitio, al menos eso me han
contado. Yo he visto sin
embargo, una ciudad desordenada
por algunos amores castigados
y un viaje alargado de cartas
amarillas de humedad y desierto.
Pero el niño con su extenso pañuelo
sigue saludando las esquinas
a lo largo de la canción
de marzo.
© Beatriz Arias
Etiquetas: Beatriz Arias
1 comentarios:
Hermoso!
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