La luna roja, luna de sangre,
luna de vampiros,
hay que pedirle cosas a la luna roja,
¿qué era lo que cantaba Dean Martin?
¿o era otro el que le cantaba a la luna?,
era la luna rosa, no la luna roja,
ni esa luna pudimos ver en esta ciudad
sitiada,
ni esa luna.
Ni pudimos pedir nada,
ni piedad, ni buenas noches,
y entonces hablamos del tiempo
y cómo llueve, llueve como en ese cuento de
Bradbury
en el que llovía y llovía y los dedos
perdían sus huellas digitales de tan
arrugados que estaban
y seguía lloviendo.
Y dolía la cabeza de tanta lluvia.
Ya no hay luna roja, y tampoco hay mundial
de fútbol
y hay que mirarse en el espejo
y darse cuenta de que no sirve distraerse.
Ni eso podemos.
Ni eso.
© Alicia Márquez
Así es! Abrazo.
ResponderEliminarMuy buebo!!! Ni lunas podemos ver!!! Excelente!!
ResponderEliminarTu mirada es siempre inteligente.
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