Hay una hora
elegida para morir,
no tiene que ver
con un corazón
que se detiene
o con una corona
sobre la pared.
A veces
se muere por un milagro;
el ataúd
puede ser
una esquina cualquiera,
sólo basta
que faltes a la cita
para siempre.
© Osvaldo Víctor
Fernández
La ausencia es la muerte.
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ResponderEliminarExcelente poema, Osvaldo.
Abrazo,
Alicia Márquez
Bellísimo poema de amor. Gracias, es un placer leerte. Un beso. Adriana Dirbi Maggio
ResponderEliminarTremendo, me gustó leerte.
ResponderEliminarAbrazo
Romina
Melancólico. MB.
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