Poema de Jorge Ortiz

DEBE ANDAR POR AHÍ

Mí viejo debe andar por ahí

mirando mariposas con ojos artesanos.

Me toca su imagen cuando me vuelvo hijo

me roza el recuerdo de su tiempo ágil.

Su honestidad marcó tarjeta en Obras Sanitarias

con asistencia perfecta su integridad de árbol

sus brazos poderosos  acunaron mellizos

y a la hija que orgullosa le caminó los pasos.

 A su espalda pobreza, conventillo, lucha

con futuro de sueños y la gringa a su lado. 

Las piernas chuecas de chutear pelotas

destreza que de chico me regaló en el patio.

_“Pórtense bien y no la hagan renegar a la mami”

nos pedía a la siesta al partir al trabajo.

Y nosotros asentíamos con la cabeza como diciendo

                                                     Amén.

Un  peronista de antes

adorador de Gardel

 de un tintito con soda haciendo sobremesa

 del truco con parientes, de Evita y de Belgrano. 

Aún lo reconozco caminando esa casa

de sonidos y olores que se vuelven infancia

la radio LV 2 que paría cuartetos

y mate con café que aromaba la tarde.

Un lindo negro

un negro lindo decían las mujeres

un bandido terrible concluía  mi madre.

Todo fue así hasta que la noche le pobló las manos

y su horizonte se oscureció temblando.

Su paso poco a poco olvidó las distancias

su mirada comenzó a mirarlo

la armónica en su boca le negó serenatas

y le nació un silencio que le selló los labios.

Mi viejo anda por ahí

chuteando una pelota con Dios.

A la siesta le dice:

“portate bien y no hagas renegar a mis hijos”

    Y Dios asiente con la cabeza, como diciendo

                                               Amén

© Jorge Ortiz