Ibibobo
En la frontera entre el ardor y la fiebre
está Ibibobo.
Nuestros abuelos rifaron aquí su juventud
en una guerra estúpida
se bebieron su sed de infinito con los
orines
dejaron toda esperanza
a 50 grados a la sombra no existe la sombra
perdieron la suya
y después la persiguieron entre sueños
los sobrevivientes
los escasos
los que no estaban en el jeep
en cuyo centro se desplomó un mortero.
El mortero estalló
los soldados murieron
y el jeep quedó clavado entre la arena.
70 años después
ahí se está el jeep
no lejos de Ibibobo
en la frontera entre el ardor y la fiebre
allí donde nuestros abuelos rifaron su
juventud
y dejaron toda esperanza
en medio del jeep
atravesando la carcasa misma de la bala
se eleva un árbol
y algunas primaveras florece.
© Gabriel Chávez
Casazola
Me gusta mucho como remata el final del poema
ResponderEliminarSaludos